Una amistad que termina nunca había comenzado.
Publilio Siro
¿Pues que Señor hay fuera del Señor? ¿O que Dios fuera de vuestro Dios?
Agustín de Hipona
No son ofensas verdaderas sino las que se hacen a Dios.
Almeida Garrett
La mosca debe ser tomada como el símbolo de la impertinencia y la audacia; porque en tanto que los demás animales le huyen al hombre más que a otra cosa, y corren antes que él se les acerque, la mosca se posa sobre su nariz misma.
Arthur Schopenhauer
La mujer no es más que el hombre imperfecto.
Averroes
Dificilmente yerra un hombre por exceso de moderación.
Confucio
El hombre, de la vida se va apartando;
Federico Balart
Atravesó la Europa de feria en feria, y fue a completar su extraña educación de artista y de ilusionista en la fuente misma del arte, entre los gitanos.
Gastón Leroux
La isla de cada ser humano, el centinela de cada uno, es su conciencia. Eso de la conciencia colectiva no existe.
Harper Lee
Antes de casarme veía difícil permanecer fiel a una persona. Ahora creo en el calor de un hogar, en la relación oficial. Cuando se está enamorada, la fidelidad es fácil.
Julia Roberts
Los dirigentes de los partidos comunistas europeos que no hiciera un estudio crítico, con todos sus pormenores, de la historia de aquella revolución, se asemejarían al caudillo que, conforme se preparase de momento a nuevas guerras, no estudiara la experiencia estratégica, táctica y técnica de la última guerra imperialista. Un caudillo así condenaría a la derrota sus ejércitos.
León Trotski
El Partido bolchevique luchó obstinadamente durante años por el derecho de autodeterminacion.
Sólo alcancé la paz definitiva el día en que abandoné todo con desprecio y pude comprender, al fin, que no se puede afirmar ni negar nada.
Omar Jayam
Mejor es hacer a otros herederos, que buscar a quien heredar.
Séneca
Es imprescindible luchar contra todas las facciones enemigas para obtener una victoria completa, de manera que su ejército no quede acuartelado y el beneficio sea total.
Sun Tzu
¡Ladrón! ¡Hijo de tal!... ¡Martirizar así a un bicho que valía más que él!... Y todos gritaban con vehemente ternura por el dolor de la bestia, como si no hubiesen pagado para presenciar su muerte.
Vicente Blasco Ibáñez