Obras son amores, que no buenas razones.
Proverbio
su boca busco sedienta los labios de el que la aguardaban como rosa abierta, húmeda lengua, dulce enredo de pasiones delineando bordes, poseyendo aquel espacio de palabras mudas, de mieles nuevas.
Anónimo
Muy raras veces se da el caso de que una persona posea un bien que tiene para ella menos valor de uso que el bien que posee otra persona y que cabalmente esta segunda opine lo contrario. Y raras veces aún ocurre que lleguen a encontrarse precisamente ellas dos.
Carl Menger
No es lo mismo estar solo que estar sin ti, conmigo, con lo que permanece de mí si tú me dejas.
Enrique Lihn
Lo que poseemos nos posee.
Fernando Savater
El secreto de las películas es que son una ilusión.
George Lucas
Los lazos de la amistad son más estrechos que los de la sangre y la familia.
Giovanni Boccaccio
Hacer que un fenómeno sea visible es ampliar extraordinariamente nuestra capacidad para entenderlo.
John Desmond Bernal
Los artistas por lo general no ganan mucho dinero, y a menudo mantienen su afición artística a pesar del dinero y no por él.
Linus Torvalds
Estas sensaciones formaban un tejido que me había arrancado la carne y había empezado a ser sustituido por otras visiones, por nuevas vivencias.
Manuel Vicent
El mal que huyo y el bien que prometo, en ti, señora hermosa, divina, altiva, igual se esconde; y porque más no viva, contrario tengo el arte al deseado efecto.
Miguel Ángel Buonarroti
El problema más acuciante es el ocio, pues es muy dudoso que el hombre se aguante a sí mismo.
Nacho Duato
La más trivial de tus acciones es pasto para mí, como la miga es la felicidad de los gorriones.
Ramón López Velarde
Más hermosa que todas las mujeres posibles (y esto basta para definirla).
Reinaldo Arenas
Ciertas personas son malas únicamente por necesidad de hablar. Su palabra, conversación en los salones, en la antecámara, son como esas chimeneas que consumen pronto las leñas; no necesitan mucho combustible; y el combustible es el prójimo.
Victor Hugo
El viejo Dios creó a los hombres del ayer lejano, es decir, a un humano que poseía la facultad de errar, de modo que el que erró fue el mismísimo Dios. La tabla pitagórica es más sabia y más absoluta que el viejo Dios, pues jamás se equivoca, jamás yerra.
Yevgueni Zamiatin