Dondequiera que se ama el arte de la medicina se ama también a la humanidad.
Platón
El bien público está formado por buen número de males particulares.
Anatole France
Sería mucho mejor país si las mujeres no votaran. Eso es un hecho. En cada elección presidencial desde 1950 -menos la de Goldwater en el 64- los Republicanos habrían ganado si sólo los hombres hubieran votado.
Ann Coulter
Si uno está en una pieza y hay un brasero, algo nos toca. Lógicamente la recesión norteamericana y del mundo, donde hay millones de cesantes, tiene que afectarnos.
Augusto Pinochet
El juego es hijo de la avaricia, pero también padre del despilfarro.
Charles Caleb Colton
El diablo mira con envidia a quien sufre mucho y lo expulsa al cielo.
Friedrich Nietzsche
Los locos, cuando salen de un vicio, caen en el opuesto.
Horacio
En tiempo de desolación nunca hacer mudanza.
Ignacio de Loyola
Cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parecer, cualquiera tiempopasado fue mejor.
Jorge Manrique
Como la poesía es, a veces, incluso más filosófica que la filosofía, la metafísica es, por su naturaleza, incluso más poética que la poesía.
Joseph Joubert
La moral de la Humanidad a mí me la trae floja, como a todo el mundo, por cierto.
Louis-Ferdinand Céline
La agricultura es la madre fecunda que proporciona todas las materias primeras que dan movimiento a las artes y al comercio.
Manuel Belgrano
Si supiéramos lo mucho que Jesucristo ama a los niños y jóvenes y el ansia con que desea su alegría y su búsqueda del amor que él les tiene, en lugar de considerar penosa la enseñanza y de quejamos de lo que nos cuesta, estaríamos dispuestos a sacrificar la vida en este esfuerzo.
Marcelino Champagnat
Los fanáticos de la salud se sentirán algún díaestúpidos muriendo en el hospital de nada.
Redd Foxx
El humor es el primero de los regalos de perecer en una lengua extranjera.
Virginia Woolf
Como primer plato se sirvió un pescado extraído de un arroyuelo que corría sobre arena dorada, al pie de una colina bastante alta. El pescado era asado a medida que lo iban capturando y se sazonaba luego con finas hierbas del monte Sina; ya que en la mansión del Emir todo era tan piadoso como excelente.
William Beckford