Y resulta evidente que ningún arte ni gobierno dispone lo provechoso para sí mismo, sino que, como veníamos diciendo, lo dispone y ordena para el gobernado, mirando al bien de éste, que es el más débil, no al del más fuerte.
Platón
Un cura joven hace los mejores sermones.
Alfred de Musset
Esto ha sido una descarga legal.
Andreu Buenafuente
Hoy en día, el que no es gilipollas es moderno.
Antonio Resines
Los amores son vientos necesarios para poner a la gente en movimiento, aunque a veces desencadenan tormentas.
Bernard Le Bovier de Fontenelle
ÁRBOL la lenta explosión de una semilla.
Bruno Munari
Nuestra galleguidad proviene de la fortaleza de espíritu, y aunque carezcamos de voluntad ofensiva somos inexpugnables en la resistencia.
Castelao
La libertad no sólo es soledad, también es pobreza. El ser libre es pobre. Yo no quisiera, por nada del mundo, estar en los zapatos de ese mexicano que dicen es de los más ricos o el más rico del mundo. Seguramente no es un ser libre.
Chavela Vargas
Hemos de pedir, como una gracia de singular importancia, encontrar un director espiritual que nos ayude y enseñe el camino de la santidad, y cómo recorrerlo.
Francisco Fernández-Carvajal
Si juzgamos el amor por la mayor parte de sus defectos, se parece más al odio que a la amistad.
François de La Rochefoucauld
El arte es la expresión de la sociedad en su sistema: creencias, ideas que se hacen de sí mismos y del mundo.
Georges Duby
Las pruebas de la vida y los dolores de la enfermedad hacen demasiado largo hasta el breve periodo de la vida.
Heródoto
El fútbol consiste en meter el balón en la propia portería, que es la que defiende el equipo contrario.
Manuel Vicent
A pesar de todo, al contrario de lo que mucha gente cree, el verdadero amor hace a los enamorados inmunes a las tentaciones.
Naguib Mahfuz
Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir.
Robert Louis Stevenson
Entre sus cejas vivas vi brillar una estrella. El cielo estaba azul, y yo estaba desnudo.
Rubén Darío