No permitas que una golondrina haga su nido bajo tu tejado.
Pitágoras
Hay un hombre que no olvida: el olvidado.
Anónimo
Alguna salvaje capacidad de observación le dijo que la mayoría de la gente respetable tenía muchos libros en su casa.
Brian O'Nolan
El poderoso siempre creerá que tiene la razón y el que se opone a él es un traidor.
Carlos Fuentes
El sol puede morir y volver a nacer; pero nosotros una vez apagada nuestra breve claridad, hemos de dormir una sola y eterna noche.
Catulo
El trabajo previene y cura todas las enfermedades del alma; es el gran consolador, el gran médico.
Émile Deschanel
La voz del pueblo tiene algo de divino.
Francis Bacon
La ciencia, a pesar de sus progresos increíbles, no puede ni podrá nunca explicarlo todo. Cada vez ganará nuevas zonas a lo que hoy parece inexplicable. Pero las rayas fronterizas del saber, por muy lejos que se eleven, tendrán siempre delante un infinito mundo de misterio.
Gregorio Marañón
Un momento puede hacernos desgraciados para siempre.
John Gay
La mejor medicina contra el dolor del alma es el enfado.
Jostein Gaarder
Repartir bonos y echar discursos eran cosas que hacían con la mayor facilidad del mundo. Dar de comer era ya otra cosa.
Manuel Chaves Nogales
Tengo urgencia de oírte alegría de oírte buena suerte de oírte y temores de oírte, o sea, resumiendo estoy jodido y radiante quizá más lo primero que lo segundo y también viceversa.
Mario Benedetti
Lo que obliga a leer es cuando sentimos que la obra es necesaria, escrita con una sensación de gran necesidad por parte del escritor de dejar que esa obra saliera a la luz. Hay muchos libros que suenan igual que otros, muchos poemas también. Los autores profesionales, con largas carreras, muchos escriben muy bien, pero no realmente maravilloso. Cuando lees algo maravilloso, todo cambia.
Paul Auster
¿Hay cosa más torpe que un anciano que comienza a vivir?
Séneca
El buen predicador es el que sigue sus propios preceptos.
William Shakespeare
No podemos tenerles simpatía a quienes tratan de arrebatar el poder del gobierno para satisfacer sus propios intereses personales.
Woodrow Wilson