Tú has visto con frecuencia por la noche cómo ciertas estrellas cambian su luz: tan pronto son perlas de sangre como destellos aterciopelados violáceos. Y has visto también cómo el arco iris se desplaza sobre una burbuja transparente... Así, en un tornasol inexpresable, brillaban, sobre la fisonomía inmutable de Jesús, la luz y los colores de toda nuestra belleza.