No escuchar o, lo que es lo mismo, escuchar distraídamente, es como dar la espalda a alguien que nos pide un favor.
Pierre Sansot
Abrazo una piedra quemada en un fuego sueño de otoño.
Abe Midorijo
Yo creía que el odio que sentía era mío, hasta que descubrí que procedía de los auriculares.
Andrés Rábago García
El momento presente es el campo en el cual transcurre el juego de la vida. No puede jugarse en ningún otro lugar.
Eckhart Tolle
De modo que las relaciones sexuales prematrimoniales son inadmisibles. Si fueran convenientes, Dios no las hubiera prohibido. -Es que conviene entrenarse. ¡Ni hablar! Eso después de la boda.
Jorge Loring Miró
No sé si la instrucción puede salvarnos, pero no sé de nada mejor.
Jorge Luis Borges
La resistencia de una cadena se mide por su eslabón más débil.
Josemaría Escrivá de Balaguer
Aquellos que nunca se retractan de sus opiniones se aman a ellos mismos más que a la verdad.
Joseph Joubert
Las frivolidades del mundo me han robado el tiempo. Esto me ha hecho reflexionar sobre Dios.
Miguel Ángel Buonarroti
Nigel Mansell se pelea consigo mismo.
Murray Walker
Pero hoy, son nuestros amos, unos cuantos gringos que gobiernan a través de las logias, unos cuantos malos bolivianos, dueños de nuestra hacienda; la rosca, la gran minería, el imperialismo, los que tienen maniatado y sometido al pueblo.
Óscar Únzaga
Cuando el ser humano examina la religión desde un punto de vista crítico y en lugar de obediencia y temor ciego busca convicciones basadas en la razón, esa condición no puede mantenerse mucho tiempo. La contradicción interna es una sentencia de muerte para toda ética, un gusano que roe la energía del hombre.
Piotr Kropotkin
Cada uno en su casa y Dios en la de todos.
Proverbio
Me era anímicamente insoportable el trabajar en aquellas condiciones de ‘amigos pero no tanto’ o ‘enemigos pero no mucho.
Roberto Gómez Bolaños
No ser mal anfitrión, sino obsequiar al huésped en la mesa, y dejarlo marchar cuando le plazca irse.
Teócrito
La música expresa todo aquello que no puede decirse con palabras y no puede quedar en el silencio.
Victor Hugo