Al no tener ya miedo de las palabras ¿cómo iba a temer las cosas?
Pierre Rey
A veces en el silencio de la noche, todos sus recuerdos le eran devueltos con la plenitud de una canción de infancia... En la soledad, nadie escapa a los recuerdos.
Antoine de Saint-Exupéry
La mujer no es más que el hombre imperfecto.
Averroes
No puedo persuadirme de que un Dios benevolente y omnipotente hubiera creado intencionadamente los icneumónidos con la intención expresa de que se alimentasen de los cuerpos vivos de orugas, o de que un gato jugase con ratones...
Charles Darwin
¿Crees que me importa mi reputación?
Elle Fanning
Soñar es el único derecho que no puede prohibirse.
Glauber Rocha
El viejo está empeñado en perseguir a esa ballena blanca, y este diablo trata de enredarle y hacer que le dé a cambio su reloj de plata, o su alma, o algo parecido, y entonces él le entregará a Moby Dick.
Herman Melville
Cuando descubro un ser cálido descubro la frialdad del mundo.
José Narosky
Todos desean saber, pero pocos pagar el trabajo que vale.
Juvenal
Tengo una visión simple de la vida: mantener los ojos abiertos y continuar.
Laurence Olivier
El líder necesita ser querido para ganar, no ser querido porque ganó.
Marcelo Bielsa
Mi desacuerdo se concentra mayormente con los reaccionarios de cualquier color político: los azules a quienes desagrada el cambio cultural, los rojos a quienes desagrada el cambio económico y los verdes a quienes desagrada el cambio tecnológico.
Matt Ridley
Si Dios existiera habría que suprimirlo.
Mijaíl Bakunin
El misterio surge cuando vienen a añadirse la fascinación al espanto.
Pascal Quignard
El ser rico y ser capaz de permitirse una gran casa no es tan importante. Lo que sí es importante es el esforzarse, el aprender, el hacer lo mejor para desarrollar tu poder personal para conseguir esa gran casa. Es en lo que te conviertes en el proceso de conseguir esa gran casa, lo que es importante. Las personas que sueñan con sueños pequeños continúan viviendo su vida como personas pequeñas.
Robert Kiyosaki
Dicen que me arrastrarán por sobre rocas cuando la Revolución se venga abajo, que machacarán mis manos y mi boca, que me arrancarán los ojos y el badajo. Será que la necedad parió conmigo, la necedad de lo que hoy resulta necio: la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio.
Silvio Rodríguez