Ya que mis ojos os sirven de espejo, estudiad en ellos el efecto de lo que os predigo. Con sólo que hagáis ademán de acercados a la señora...
Pierre-Augustin de Beaumarchais
Quienes han provocado dramas por falta de lucidez dicen que no fue ésa su voluntad, pero la falta de lucidez es un crimen cuando se tiene una responsabilidad.
Albert Jacquard
Cuando al imbécil le mostraron la luna, solo supo ver el dedo de quien se la señaló. Yo no soy quién para subrayar que es cierto, pero quien dijo esto, lo dijo con la mejor intención.
Fernando Delgadillo
La vida quizá es ese instante sin continuidad en que mis ojos se derrumban en los tuyos...
Forugh Farrojzad
Siembra buenas acciones, y recogerás el fruto de ellas.
Helena Blavatsky
No busquemos culpables, sino soluciones.
Henry Ford
Los fanáticos tienen sus ensueños, con los que forjan un paraíso para su secta.
John Keats
La felicidad es la armoniosa satisfacción de las tres grandes necesidades que tenemos los seres humanos: pasarlo bien, mantener unas relaciones afectivas satisfactorias y ampliar nuestras posibilidades vitales.
José Antonio Marina
Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos.
José Gervasio Artigas
No soy lo que soy, soy lo que hago con mis manos.
Louise Bourgeois
La experiencia me ha enseñado que uno de los métodos más eficaces para derrotar a un rival en el vacilante corazón de una mujer es elogiar sin restricciones a ese mismo rival, es volverse tan comprensivo, tan noble y tolerante, que uno mismo se sienta conmovido.
Mario Benedetti
Un clásico es alguien a quien todo el mundo querría haber leído pero que nadie quiere leer.
Mark Twain
El problema radica en la estructura de nuestra mente: no aprendemos reglas sino hechos, y solo hechos. Desdeñamos lo abstracto; lo despreciamos con pasión.
Nassim Taleb
No consiste la pobreza en poseer pocas cosas, sino en dejar de poseer otras muchas.
Séneca
Quien saque como vosotros bien del mal, y haga amigo al enemigo, llevará la bendición de Dios.
William Shakespeare
La gente te pide críticas, pero en realidad sólo quiere halagos.
William Somerset Maugham