Si no supiera que enamorado, poeta y músico son tres títulos de indulgencia para todas las locuras...
Pierre-Augustin de Beaumarchais
Ciertas mujeres no quedan satisfechas con ninguna prueba de amor, si no ven al hombre humillado.
Albert Guinon
En cierto modo llegué a odiar mi belleza muy a menudo. Ahora que el tiempo se la ha llevado me proporciona casi un alivio. No me importa envejecer, pero me asusta ser olvidada y volver al anonimato.
Ava Gardner
Necesito de alguien, que me mire a los ojos cuándo hablo. Que escuche mis tristezas y desiertos con paciencia y aún cuándo no comprenda, respete mis sentimientos.
Charles Chaplin
Los arquitectos tenemos la manía de la utopía y es porque conocemos tan poco nuestra tierra que ni la queremos.
Fernando Chueca Goitia
Si se recurre al talento es que falta la imaginación.
Georges Braque
La vida había echado hondas raíces en ella y, por lo mismo, su goce más intenso consistía en sentir dentro de sí la continuidad entre las agitaciones de su propia alma y las del mundo externo.
Henry James
Si murmurar la verdad aún puede ser la justicia de los débiles, la calumnia no puede ser nunca más que la venganza de los cobardes.
Jacinto Benavente
Mi definición es: el hombre es un animal que ríe. La risa es una prueba de que eres capaz de ver la ridiculez de la vida.
Osho
Evocando el pasado y los días lejanos lloraré.
Paul Verlaine
Llévate mi alma en tu piel, llevaré tu alma en mi piel.
Rosana
Un escritor a menudo oye hablar sin escuchar una palabra.
Sergio Pitol
No deis sólo lo superfluo, dad vuestro corazón.
Teresa de Calcuta
A veces conviene ir hacia el mundo y frecuentar a los hombres pues uno se siente allí obligado y llamado, pero el que prefiere permanecer solo y tranquilamente en la obra y sólo quisiera tener muy pocos amigos, es el que circula con más seguridad entre los hombres y el mundo.
Vincent van Gogh
El mar enseña más que la tierra y es más diverso.
Wenceslao Fernández Flórez
La dictadura, devoción fetichista por un hombre, es una cosa efímera, un estado de la sociedad en el que no puede expresarse los propios pensamientos, en el que los hijos denuncian a sus padres a la policía; un estado semejante no puede durar mucho tiempo.
Winston Churchill