No están jamás solos los que están acompañados de nobles pensamientos.
Philip Sidney
Ya sabes, Londres está tan en expansión, ya que veces se puede olvidar que alguien más está en un escenario en otro sitio.
Alan Rickman
Lo malo nunca lo es de repente.
Alonso de Ercilla
El que pudiendo prohibir no lo hace, manda se haga.
Anónimo
No hay más que dos especies de hombres: una, la de los justos que se creen pecadores, y otra la de los pecadores que se creen justos.
Blaise Pascal
Cuidado con aquellos que buscan constantes multitudes; no son nada solos.
Charles Bukowski
Un amor verdadero es una devoción ciega que para nada tiene en cuenta la propia humillación, la absoluta sumisión, la confianza y la fe, contra uno mismo y contra el mundo entero, y que entrega el propio corazón y la propia alma al que los destroza.
Charles Dickens
La ciudad de Nueva York es un gran monumento al poder del dinero y la codicia... Una carrera en pos de la renta.
Frank Lloyd Wright
He rendido homenaje en ese altar viviente donde la espalda pierde su casto nombre.
James Joyce
La Certidumbre, entonces, de que escribo, y al lado de la pluma va corriendo la esponja con que la muerte borra lo que escribo.
Josep Pla
El sabio no es complaciente. Para él los hombres son como perros de paja destinados al sacrificio.
Lao-Tse
Los sentimientos son parte de la vida, y no nacen dentro de ti para que tú los encierres bajo siete llaves.
Laura Gallego García
¡Chúpate esa, papá!
Marcelo Rodríguez
¿Cree que tiene alguna posibilidad de sobrevivir? ¿Le importa siquiera si es así? No estaba entre sus planes, en cualquier caso. Ya había renunciado a la vida.
Suzanne Collins
La maquinaria que permite producir un texto infinito con un número finito de elementos existe desde hace milenios: es el alfabeto.
Umberto Eco
Los hombres pueden preciarse de escribir honesta y apasionadamente sobre los movimientos de las naciones; pueden pensar que la guerra y la búsqueda de Dios son los únicos temas de la gran literatura; pero si la posición de los hombres en el mundo tambaleara por un sombrero mal escogido, la literatura inglesa cambiaría dramáticamente.
Virginia Woolf