El verdadero nombre de la religión es muerte. Jesús murió; Asclepio murió. En el sur de Francia mataron a los cátaros por decenas de millares. En la guerra de los Treinta Años centenares de millares de personas murieron, protestantes y católicos, en una mutua carnicería. La muerte es su verdadero nombre; no Dios, no el Salvador, no amor: muerte.