Al rey la hacienda y la vida se ha de dar; pero el honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios.
Pedro Calderón de la Barca
Un estómago vacío no es un buen consejero político.
Albert Einstein
El médico contempla al hombre en toda su flaqueza, el abogado en toda su maldad, y el sacerdote en toda su necedad.
Arthur Schopenhauer
Maestro de las artes y aguzador del ingenio es un vientre vacío.
Aulo Persio Flaco
El miedo es la forma de nuestra subordinación a las leyes físicas.
Benito Pérez Galdós
Se trata simplemente de ti y tu oponente en el tablero, y estás tratando de probar algo.
Bobby Fischer
¿Sigues haciendo la cama en los hoteles? - Sí... ¡y ordeno las toallas también! Quiero que lo sepáis: es una cosa que no puedo evitar. Soy una maniática.
Chenoa
Está más para manga (de viento) de aeropuerto. Está cada día de un humor. Cambia de posición dependiendo de la platea. Típico de una manga de aeropuerto. Ella actúa con el viento, cambia de lado.
Dilma Rousseff
El hombre guía su coche hacia donde le place, pero entre las ruedas gira insensiblemente la pelota que quiso esquivar.
Eduard Mörike
Para un individuo inteligente, la Iglesia era un camino para hacer fortuna.
Edward Rutherfurd
Tú no recuerdas la casa de los aduaneros sobre el barranco profundo de la escollera: desolada te espera desde la noche en que entró allí el enjambre de tus pensamientos y se detuvo inquieto.
Eugenio Montale
Cuando nos invade la pena, un día dura tanto como tres otoños.
Lê Thánh Tông
Ese es el problema de la gente reservada como yo: a la hora de hacer confidencias, se da cuenta de que escribiendo es más fácil. Y eso sucede porque en la escritura uno está como escondido, no muestra la cara, y les puede dar forma a las ideas y a los recuerdos como mejor le parezca.
María Elena Walsh
Yo devoro mi existencia con un apetito insaciable. Cómo terminará todo esto, lo ignoro.
Pier Paolo Pasolini
Hay que hacer reír en serio. No salir del paso con cualquier cosa. Yo me estoy jugando todos los domingos.
Tato Bores
En ella todos los sentidos eran en realidad uno solo, de modo que el gusto, el olfato, el oído, la vista y el tacto se unían en una sola emoción, con frecuencia demasiado intensa para poderla soportar sin una extraordinaria turbación del espíritu.
Taylor Caldwell