¿Qué es un niño desatendido? Es un niño no planificado, no deseado. El abandono comienza, por lo tanto, antes de que nazca.
Pearl S. Buck
Lo más razonable que se ha dicho sobre el matrimonio y sobre el celibato es esto: hagas lo que hagas te arrepentirás.
Agatha Christie
El hombre no está hecho para ser un autómata y, se convierte en tal, la base de la salud mental queda destruida.
Aldous Huxley
No lograr un tanto de más a costa de lo que fuere, no dejarme llevar únicamente del ansia de vencer, sino jugar partidas artísticas, ricas de fondo, ese era el fin que yo me proponía en los torneos.
Aleksandr Kótov
Tenemos que acostumbrarnos a empezar a pensar en pesos, y no en dólares.
Aníbal Fernández
Al asesinar al lenguaje verbal, estamos asesinando al padre de todas nuestras confusiones. Por fin seremos libres. Esto vale no sólo para el teatro. Seremos hombres libres en todo aspecto de nuestra vida.
Antonin Artaud
Los Derechos Individuales son los medios de subordinación de la sociedad a la ley moral.
Ayn Rand
Una cosa es saber y otra es saber enseñar.
Cicerón
A la larga siempre acierta el que se fía del genio.
Clarín
Sólo a través de la educación y la cultura se puede comprender que toda bala es una bala perdida.
Diego Enrique Osorno
El celibato es cada vez menos hereditario.
Fernando Arrabal
Ay, existen tantos grandes pensamientos que no hacen más que lo que el fuelle: inflan y producen un vacío aún mayor.
Friedrich Nietzsche
Los creyentes y los incrédulos hablan dos lenguas diferentes, y no pueden entenderse.
Honoré de Balzac
Harpas del tiempo que pulsaron su acorde catedral sobre las montañas de tu alma, manantiales de sol palpitando en las fisuras del abismo.
Marlene Pasini
Deja en su musgo errar mis dedos, ahí donde brilla el botón de rosa: déjame, entre la hierba clara, beber las gotas de rocío, ahí donde la tierna flor está rociada; para que el placer, amada mía, ilumine tu frente cándida como, al alba, el azul tímido.
Paul Verlaine
En su vida había sido tan feliz. Sin decir palabra hicieron las paces. Descendieron hacia el lago. Gozó de veinte minutos de perfecta felicidad.
Virginia Woolf