Sin fe se puede perder un juego cuando ya casi está ganado.
Paulo Coelho
Los minutos son largos, los años son breves.
Augusta Amiel-Lapeyre
Te estoy llamando para que por favor vengas a casa sí, podría hacerlo sin ti si no me sintiera tan sólo.
Bob Dylan
El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos.
Erich Fromm
La admiración es amor congelado.
Françoise Sagan
Cuando con toda nuestra debilidad y nuestros esfuerzos proseguimos nuestro trabajo sin distraernos, vemos con frecuencia que, caminando reposadamente y costeando, avanzamos más que otros a fuerza de vela y remo... Y, sin embargo, siempre está contento de sí mismo el que marcha al lado de los demás o logra adelantarse.
Goethe
Mi niñez se inclina a mi lado. Demasiado lejos para que yo apoye una mano en ella por una vez ligeramente.
James Joyce
Un hombre sin religión es como un pez sin bicicleta.
Jaume Perich
Francamente, no me gusta la gente que venga adivinando y componiendo un libro que se está escribiendo con el método...
Joaquim Machado de Assis
Los partidos políticos triunfan o son destruidos por sus conductores. Cuando un partido político se viene abajo, no es el partido político quien tiene la culpa, sino el conductor.
Juan Domingo Perón
Porque esa es tu fama. Ahí es donde tu fama vive en mi luminosidad. Mi constante luz flasheante. Es mi habilidad de saber que lo que hago es genial. Sé que lo es, sé que es genial, y es esa seguridad. Esa seguridad es infecciosa.
Lady Gaga
El sentimiento más profundo se revela siempre en el silencio.
Marianne Moore
Si tengo que caer en la tentación que sea contigo. No hay mayor pecado que dejar pasar la ocasión.
Olga Salar
No es posible discutir con sentido la valoración de algo cuya existencia no está razonablemente admitida.
Ricardo García Damborenea
¿Qué defensa haré de la poesía? El arbusto, vacío, está siseando cuando bajo, y ahí dentro, tu semblante ronda como la luna en vidrios rotos.
Seamus Heaney
Mis sufrimientos, la ruda vida que había llevado, y el contacto durante cinco años con los seres depravados y envilecidos que me rodeaban; no habían podido degradar mi carácter ni destruir mi distinción natural.
Vizconde de Ponson du Terrail