Yo no puedo ver y tú lo sabes todo. Aun así, mi vida no será en vano, porque sé que volveremos a encontrarnos en alguna divina eternidad.
Paulo Coelho
La casa estaba vacía en la hora de la despedida, y sin embargo quedaban las cosas de nuestra vida.
Alaíde Foppa
Y cigarras sonoras, y piedras calcinadas, se asoman a mis largas siestas, sin que concluya este lento desfile de puntos por mis manos. Y a ratos, en el aire que impregnan los manzanos, van y vienen dos frases: Eres mía. Soy tuya.
Alfonsina Storni
Soy una mujer grande. Necesito un pelo grande.
Aretha Franklin
No hay algo que conozcamos que no provenga de la percepción de los sentidos, de la comprension del alma y del entendimiento de la mente.
Aristóteles
Mi mundo era ordenado, calmado y controlado, y de repente tú llegaste a mi vida con tus comentarios inteligentes, tu inocencia, tu belleza y tu tranquila temeridad y todo lo que había antes de ti empezó a parecer aburrido, vacío, mediocre. Ya no era nada.
E. L. James
La razón no sirve para la existencia.
Ernesto Sabato
El universo es una especie de libro del cual uno no ha leído más que la primera página cuando sólo ha visto su país.
Fougeret de Monbron
Un filósofo casado es, para decirlo claro, una figura ridícula.
Friedrich Nietzsche
No necesitas una espada para cortar dos flores.
John Lennon
No soporto ni tiranos ni liberadores, ambos se imponen y ninguno de ellos respeta mis ideas. Los primeros me prohiben pensar de manera distinta y los segundos me obligan a pensar de manera similar.
José Manuel Suarez
Mi padre era un hombre muy inteligente cuando me dijo que no me dedicase al teatro, pero la vida sólo tiene un único camino.
Salvador Videgain
La lógica me rompe el corazón.
Shinoflow
Al percatarnos de que el editor es un proxeneta, el escritor una prostituta y el lector el cliente del burdel de la cultura, sentimos una especie de indigestión moral.
Stanisław Lem
Tus propias limitaciones te crucifican.
Sylvia Plath
Es preciso que tú y yo tomemos la resolución de no faltar nunca a la oración diaria. Digo: diaria, hijas mías, pero si pudiese, diría: no la dejemos nunca.
Vicente de Paul