Sé que la libertad tiene un precio alto, tan alto como el precio de la esclavitud.
Paulo Coelho
Todo hombre es un Dios para sus semejantes.
Anónimo
El ser humano es el origen, el fundamento de la humanidad. Es demasiado evidente que el individuo pre-existió al grupo. La sociedad es el producto de adiciones individuales.
Émile Armand
El espíritu en el sueño tiene claras visiones.
Esquilo
El socialismo es pues en cada una de sus concreciones históricas, la respuesta de los oprimidos ante una situación social injusta y en esta respuesta combina la teoría y la práctica en un proceso dialéctico, es decir, de influencia mutua.
Felipe González
La guerra no produjo un millón de muertos. Dejó un millón de enterrados y nadie sabe cuántos millones de muertos andando, agonizantes o sin hombre dentro.
Francisco García Pavón
Seamos misericordiosos y a la vez justos.
Henry Wadsworth Longfellow
Era un barco de antigua escuela, más bien pequeño si acaso, todo él con un anticuado aire de patas de garra. Curtido y atezado por el clima, entre los ciclones y las calmas de los cuatro océanos...
Herman Melville
Si la poesía no nace espontáneamente como la hoja de un árbol, es mejor que no nazca de ningún modo.
John Keats
Una de las mayores ironías de la naturaleza humana: cuanto más nos desorientan nuestras pasiones, más seguros estamos de ver las cosas con claridad.
John Verdon
Cualquier dictadura sería preferible a la democracia moderna. No puede existir un dictador tan incompetente que cometa más estupideces que una mayoría. La mejor dictadura sería aquella en la que rodasen muchas cabezas y el gobierno impidiese cualquier crecimiento económico.
Kaarlo Pentti Linkola
- ¿Anoche fue muy agradable? - ¿Agradable? - Ayer pasé la mejor putanoche de toda mi putavida.
Kate Winslet
El amor, con licencia de vuestra merced, es lo mismo que la guerra. A lo mejor, un soldado sale con bien después de tressemanas de servicio un sábado por la noche, y, sin embargo, un tiro le atraviesa el corazón un domingo por la mañana.
Laurence Sterne
Si uno no cambia, no evoluciona y termina por dejar de pensar.
Rem Koolhaas
Estaba guapísima. De verdad. Llevaba un abrigo negro y una especie de boina del mismo color. No solía ponerse nunca sombrero pero aquella gorra le sentaba estupendamente. En el momento en que la vi me entraron ganas de casarme con ella. Estoy loco de remate. Ni siquiera me gustaba mucho, pero nada más verla me enamoré locamente.
Salinger
¡Piedad para el que se humilla, ojos de esmeralda y oro!
Salvador Díaz Mirón