El invierno ha cesado: la luz es tibia y danza, del sol al firmamento claro. Es menester que el corazón más triste ceda a la inmensa alegría dispersa en el aire.
La religión, entiendo yo, es el ropaje magnífico con que visten la nada para que no nos horrorice...
Los hombres de más talento son aquellos que conocen el espíritu del pueblo y saben dirigirse por él.