No tienes que creer en Dios, pero deberías creer en El Libro.
Paul Erdős
Un hombre obstinado no tiene opiniones, sino éstas a él.
Alexander Pope
El mayor encanto de la cultura literaria es que humaniza el amor.
André Maurois
Eras la síntesis y la fuente de lo que habías apreciado y decidido respetar, de todo que lo que habías amado.
Anne Rice
El hombre es un ser racional y continuamente está en busca de la felicidad que espera alcanzar mediante la gratificación de alguna pasión o sentimiento. Rara vez actúa, habla o piensa sin una finalidad o intención.
David Hume
Hasta que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado, no serán conscientes. Éste es el problema.
George Orwell
Por muy pacíficas que sean o vayan a ser nuestras manifestaciones, hemos de contar con que se les opone la violencia de las instituciones.
Herbert Marcuse
Gracias por la música, misteriosa forma del tiempo.
Jorge Luis Borges
Los cobardes mueren muchas veces antes de morir.
Mahatma Gandhi
La naturaleza del universo, valiéndose de la sustancia del conjunto universal, como de una cera, modeló ahora un potro; después, lo fundió y se valió de su materia para formar un arbusto, a continuación un hombrecito, y más tarde otra cosa.
Marco Aurelio
¿Cómo puedo estar satisfecho con una película que me llevó dos años rodarla y en la que tenía grandes esperanzas si el gobierno no hace nada sobre los temas tratados?
Mathieu Kassovitz
La mejor manera de deshacerse de los olores de cocina: comer fuera.
Phyllis Diller
Trata de tener siempre una respuesta preparada, aunque poco después cambies de opinión.
Richard R. Grant
Cuando pedimos consejo, estamos, por lo general, buscando un cómplice.
Saul Bellow
El cielo abierto, la vida errante; por patria el universo, por ley la voluntad, y por encima de todo la embriaguez de la Libertad, ¡la Libertad!
Thomas Mann
No había que traer hijos a un mundo como éste. No había que perpetuar el sufrimiento, ni acrecentar el número de animales lujuriosos, carentes de emociones duraderas, que sólo se movían, que iban de aquí para allá, llevados por sus caprichos y por sus vanidades.
Virginia Woolf