Una persona inteligente e irreflexiva es una de las cosas más aterradoras que existen.
Patrick Rothfuss
La realidad no tiene estilo ni talento.
André Malraux
Portémonos con los amigos como querríamos que ellos se portaran con nosotros.
Aristóteles
Oigo los gritos cuando espantan, y las burlas cuando hacen eco.
Babe Ruth
La originalidad estriba únicamente en dar el nombre. Cread el nombre y la cosa será creada.
Friedrich Nietzsche
¡Oh, caridad amable, don precioso del cielo! No hay en el mundo cosa perfecta que no salga de tus manos.
Giuseppe Parini
No hay un regalo más bello que la vida. Dio la suya por la tuya, porque te quería. Y hay mucha gente que te quiere, hay muchas cosas para hacer, muchas razones para luchar y vivir. Entiendo que estés muy triste... Yo también pasé por algo parecido. Pero las personas a las que amamos no se van jamás del todo: basta con que no las olvidemos.
J. K. Rowling
No soy enfermo. Me han recluido. Me consideran un incapaz. Quiénes son mis jueces. Quiénes responderán por mí.
Jacobo Fijman
Conozco bien la tentación de vivir correctamente dentro de la Iglesia, sin preocuparnos de lo único que buscó Jesús: el reino de Dios y su justicia.
José Antonio Pagola
A algunos les encantaría haber salido en la foto de las Azores.
José María Aznar
El tronco estaba dividido por la cintura. La parte superior del torso yacía con los brazos doblados en los codos, con las manos colocadas hacia adentro y descansando en el estómago. Era una posición adecuada para un ataúd, salvo que los dedos no se entrelazaban.
Kathy Reichs
Nunca he trabajado buscando premios. Hago tanto por recibir premios como por ir a la cárcel, pero no me consideren desagradecido hacia este honor; es sólo que ni premios ni cárcel podrán nunca apartarme del camino que me he trazado.
Lech Walesa
La literatura puede ser una buena terapia personal, una especie de psicoanálisis por el que no se paga al psicoanalista.
Max Frisch
La riqueza consiste en el uso adecuado de los bienes.
Plutarco
Cuando un discípulo ha aprendido conmigo, si quiere, me entrega el dinero que yo estipulo, y si no, se presenta en un templo, y después de jurar que cree que las enseñanzas valen tanto, allí lo deposita.
Protágoras
El orgullo engendra al tirano. El orgulllo, cuando inútilmente ha llegado a acumular imprudencias y excesos, remontándose sobre el más alto pináculo, se precipita en un abismo de males, del que no hay posibilidad de salir.
Sócrates