No a fallarme a mí misma, porque eso me conduciría a la frustración y a la tristeza.
Patricia Conde
No basta decir solamente la verdad, mas conviene mostrar la causa de la falsedad.
Aristóteles
Nunca cierres los labios a quienes has abierto el corazón.
Charles Dickens
Esta fiesta es en mi nombre, pero si he de estar aquí apartada, es como si no estuviera.
Chloë Grace Moretz
¿Cómo podría ese tanto que se llama a sí mismo yo, atreverse a comprender su innumerable quién?
E. E. Cummings
Limpiaré las calles y aunque sea superficial, no veréis más miseria como la de los últimos 9 años.
Jesús Gil y Gil
Usted echa mucho de menos a Saddam Hussein.
José María Aznar
No tendré miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Dejaré que pase por mí y através de mí; y cuando gire mi ojo interior para escrutar su camino, estaré solo yo. Mi miedo habrá desaparecido.
Kyle MacLachlan
La amistad es un amor que no se comunica por los sentidos.
Ramón de Campoamor
Apenas se durmieron los cebiles.
Raúl Galán
En realidad nunca dejamos de ser niños, niños monstruosos llenos de pupas y de varices y de tumores y de manchas en la piel, pero niños al fin y al cabo, es decir nunca dejamos de aferrarnos a la vida puesto que somos vida.
Roberto Bolaño
La visión es imaginación aplicada. Todas las cosas se crean dos veces: primero, una creación mental; segundo, una creación física.
Stephen Covey
Esta es su cita: A Thomas Pynchon le encantó este libro, casi tanto como amaba a las cámaras! ¡Cómo por aquí! ¡Ha tomado una foto con un autor solitario! Sólo hoy, ¡vamos a dar un autógrafo gratis! Pero espere, ¡hay más!
Thomas Pynchon
La santaley de Jesucristo gobierna nuestra civilización; pero no la penetra todavía. Se dice que la esclavitud ha desaparecido de la civilización europea, y es un error. Existe todavía; sólo que no pesa ya sino sobre la mujer, y se llama prostitución.
Victor Hugo
Posiblemente el bien supremo requiera la existencia de una casta de esclavos. El ascensorista del metro es una necesidad eterna.
Virginia Woolf
Las reglas elementales de la cortesía son muy simples: alabar lo bueno de los otros, suprimir los reproches, dar importancia a los demás, y prestarles atención.
Von Keyserling