Vivíamos la época siniestra de la esclavitud y la miseria que marcó el final de la ocupación turca. Aunque se sabe que las regiones protegidas por las montañas eran las menos tocadas por la expoliación, sólo escapaba al veilic, al foete a los impuestos onerosos el hombre que podía escapar a sus semejantes, ganaba la montaña y vivía en compañía de los osos.