Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección.
Pablo de Tarso
No es su padre, es nuestro donante de esperma.
Annette Bening
En la mayoría de las personas, al natural ergotismo se suma la verborrea y deshonestidad.
Arthur Schopenhauer
¿No existen deberes agradables? Se convierten en agradables cuando se hagan...
August Strindberg
Estaba yo un día solo. Había pasado el águila real, y no solamente me había brindado uno de sus penetrantes vuelos de caza, sino que había estado describiendo las más fantásticas acrobacias en compañía de su pareja. ¡El águila! El macho y la hembra colgados en el cielo estuvieron como cinco o diez minutos, ¡quien sabe!... ¡Yo estaba prendado de sus alas!, ¡yo quería volverme pájaro!
Félix Rodríguez de la Fuente
Me gusta jugar al ping-pong, pasar tiempo con mis hijos.
Floyd Mayweather
Para la acción nada es más útil que la estrechez de pensamiento combinada con fuerza de voluntad.
Henri-Frédéric Amiel
Antes de utilizar una bella palabra, hacedle sitio.
Joseph Joubert
Al servirnos de Dios pretendemos abrirlo, como a un paraguas, para que nos proteja de toda suerte de males.
Miguel de Unamuno
Las cabezas de los hombres más grandes se achican cuando se reúnen, y allí donde hay más cuerdos es también donde hay menos cordura.
Montesquieu
Apresúrate; no te fíes de las horas venideras. El que hoy no está dispuesto, menos lo estará mañana.
Ovidio
Como es posible que la gente se queda tranquila con un Presidente que tiene un director del DAS que mandaba a mandar a matar gente, que se reunia con tipos para asesinar gente, que tenía las listas de cuales tenía que matar, y uno no puede decir que una persona de esas hizo lo que hizo y uno es un bobo que no sabe. ENTONCES SI EL PRESIDENTE NO SABÍA POR BOBO ENTONCES QUE SE VAYA POR BOBO.
Piedad Córdoba
No hay tiempo mejor empleado que el que se invierte en santificar el alma del prójimo.
Pío de Pietrelcina
Nunca lloro, soy banquero.
Roberto Iniesta
El ejercicio más noble de la mente y la mejor forma de mejorar es mediante el estudio.
William M. Ramsay
Aquella mañana, la curva del horizonte iba hacia abajo, pero te aseguro que la de mis labios iba firmemente hacia arriba, esbozando una sonrisa.
Yann Martel