Tenemos unos partidos clónicos y electorados prácticamente intercambiables, con pocos matices. Se están poniendo de acuerdo en todo: culto al líder, todos arropando a la Constitución, todos al centro; haciendo gracias respecto al otro pero hablando muy poco de política.
Aquí vengo, aquí me ves, aquí me postro, aquí estoy, como tu esclavo que soy, abandonado a tus pies.