Vive quien acierta a vivir en la oscuridad.
Ovidio
La prueba de un pueblo es su comportamiento hacia el viejo. Es fácil amar a los niños. Pero el cariño y el cuidado hacia los ancianos, los incurables, los desamparados son las minas de oro verdaderos de una cultura.
Abraham Joshua Heschel
Los tanques arden, los misiles explotan y los portaviones se hunden, pero las ideas, sobre todo cuando son brillantes y justas, no arden, ni explotan, ni se hunden, sino que acaban por imponerse y prevalecer a lo largo de los siglos, por lo que seguirán vigentes cuando de los que utilizaban esos tanques y esos misiles ya no quede ni el más leve recuerdo.
Alberto Vázquez-Figueroa
Más se estima lo que con más trabajo se gana.
Aristóteles
Un fracasado es un hombre que ha cometido un error, pero que no es capaz de convertirlo en experiencia.
Elbert Hubbard
No hay decepciones para aquellos cuya voluntad está sepultada en la voluntad de Dios.
Frederick William Faber
¡S'ha subido encima de Fernando! ¡Pumba! Se lo ha llevado puesto, ¿eh? (Tras la salida del GP de Bahrain de 2008, en la que Lewis Hamilton chocó con Fernando Alonso).
Gonzalo Serrano
El poder más peligroso es el del que manda pero no gobierna.
Gonzalo Torrente Ballester
Los teólogos deben leer la Biblia, pero también los periódicos.
Karl Barth
Hemos inventado la revolución, pero no sabemos qué hacer con ella.
Peter Weiss
La lealtad constituye el más sagrado bien del corazón humano.
Séneca
Me gusta una mujer con la cabeza sobre los hombros. Odio el cuello.
Steve Martin
Viva, pues, en una actitud de expectativa positiva, sabiendo que todo lo que sucede en su vida le beneficia de alguna forma. Sepa que está siendo guiado por un camino de crecimiento y aprendizaje sin fin, y que en él se encuentra el camino del amor eterno.
Tony Robbins
La gratitud es una forma de experimentar el mundo con amor.
Wayne Dyer
No es perfecta la vida que no se ha vivido con sentimiento durante la juventud, con lucha en la madurez y con reflexión en la vejez.
Wilfrid Scawen Blunt
El hombre, o mejor dicho, el monstruo, en vez de responder a estas preguntas frotó tres veces su frente, más negra que el ébano, se golpeó tres veces el vientre, cuya circunferencia era enorme, abrió de par en par unos ojos que parecían dos ascuas y se echó a reír con una risa horrenda, mostrando grandes dientes de color ámbar estriado de verde.
William Beckford