El dinero piensa; el dinero dirige: tal es el estado de las culturas decadentes.
Oswald Spengler
Si crees que eres demasiado pequeño para producir algún impacto, trata de irte a la cama con un mosquito en la habitación.
Anita Roddick
El carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y el remordimiento que le provocan los que ha eludido.
Arthur Miller
Ya los atletas no compiten solos. Con ellos compiten también las farmacias que contienen.
Eduardo Galeano
El amor a la vida es esencialmente tan incomunicable como el dolor.
F. Scott Fitzgerald
Qué plaga, qué aburrimiento, qué tedio es tener que tratarse con ellas mayor tiempo que los breves instantes en que son buenas para el placer.
Francisco de Quevedo
Matan los médicos y viven de matar, y la queja cae sobre la dolencia.
El hombre es un dios cuando sueña, un pordiosero cuando reflexiona.
Friedrich Hölderlin
Para el puerco todo es porquería.
Friedrich Nietzsche
Los más dotados, que podrían convertirse en un núcleo de descontentos, sencillamente son identificados por la Policía del Pensamiento y eliminados.
George Orwell
¿De dónde vienen esas misteriosas influencias que trasforman nuestro bienestar en desaliento y nuestra confianza en angustia?
Guy de Maupassant
Si el amor, como todo, es cuestión de palabras, acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.
Luís García Montero
En lugar de presentar certificados de buena conducta o temblar por si figuramos en alguna lista creo que deberíamos confesar gandhianamente: sí, somos veinticinco millones de sospechosos de querer pensar por nuestra cuenta, asumir la adultez y actualizamos creativamente, por peligroso que les parezca a bienintencionados guardianes.
María Elena Walsh
Cuando miro alrededor y no te encuentro, siento que algo de mí también partió en aquel momento.
Nach
No hablaríamos tanto en sociedad si nos diéramos cuenta del poco caso que hacemos de los otros cuando hablan.
Noel Clarasó
Sólo podemos progresar y desarrollarnos si admitimos que no somos perfectos y vivimos de acuerdo con esta verdad.
Ray Bradbury