Hubiera dado el mundo por haber tenido valor para decir la verdad, para vivir la verdad.
Oscar Wilde
¿Los negocios? Muy sencillo: el dinero de los demás.
Alejandro Dumas
Yo no creo en las cosas, creo solamente en las relaciones que existen entre ellas.
Georges Braque
Es la creencia en la Biblia, el fruto de profunda meditación, lo que me ha servido de guía de mi vida moral y literaria... Ha sido para mí un capital invertido con seguridad, y que me ha producido abundante interés.
Goethe
Nuestra inteligencia está destinada a asegurar la inserción perfecta de nuestro cuerpo en su medio.
Henri Bergson
La conducta del hombre para con los animales más primitivos, y su conducta para con sus congéneres, muestra una relación constante.
Herbert Spencer
Podemos tener más de lo que tenemos, porque podemos convertirnos en más de lo que somos.
Jim Rohn
Pues hay gente por la calle que se cree que con negar el infierno ya puede vivir tranquila. Son idiotas. Menudo chasco se van a llevar en la muerte.
Jorge Loring Miró
El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo.
José Hernández
Mandar es muy importante, cuando no se sabe mandar... se recurre a las comisiones.
José Toribio Merino
Si hay que luchar o crear, es necesario que este ser precedido por el conocimiento más amplio posible.
Karel Capek
Los poetas son como la alondra: ven la luz antes que los demás.
Manuel Gutiérrez Nájera
A veces veo mi foto en una revista y no siento ser la chica que debe estar en la portada, no soy perfecta.
Miley Cyrus
La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario.
Nelson Mandela
¿Para qué convertir a los niños en malos fonógrafos, para qué profanar su tierna inteligencia? Basta excitar su curiosidad libre, mantener la elasticidad de su ingenio nativo, tan fácilmente asfixiado bajo las idiotas lecciones de texto; basta conservar el juego de su salud mental.
Rafael Barrett
La abundancia de las cosas consumidas indiscriminadamente se vuelve funesta. Hace imposible orientarse en ella, y así como en los monstruosos almacenes hay que buscarse un guía, también la población, ahogada en ofertas, espera al suyo.
Theodor Adorno