Una sociedad se embrutece más con el empleo habitual de los castigos que con la repetición de los delitos.
Oscar Wilde
La gran mayoría del pueblo es, por naturaleza y criterio, de índole tan femenina, que su modo de pensar y obrar se subordina más a la sensibilidad anímica que a la reflexión.
Adolf Hitler
Para el hombre tímido el aire está infestado de demonios.
Anónimo
Comportate como si el éxito fuera inevitable.
Siendo Buenos Aires la única base posible de un gobierno general, el único centro de donde podría partir un impulso vigoroso y una inmensa masa de recursos puestos al servicio de la comunidad...
Bartolomé Mitre
Hay mucha diferencia entre luchar por no morir y luchar por vivir; entre luchar por salvar la vida y luchar por conservarla.
Curzio Malaparte
Pregunta. ¿Quién es este elemento enemigo de Cataluña y que desnaturaliza su carácter? Respuesta. España.
Enric Prat de la Riba
El contorno debe ser lo último y sólo un ojo experimentado lo puede colocar correctamente.
Eugène Delacroix
La igualdad hace disminuir la felicidad del individuo, pero abre la vía para la ausencia de dolor de todos. Al final de la meta estaría ciertamente la ausencia de dolor, pero también la ausencia de felicidad.
Friedrich Nietzsche
Las ideas únicamente estéticas de la poesía son infinitas por extensión y libertad. La emoción estética resulta un sueño, un animismo de amor.
José María Eguren
Los nuevos medios para el control han sido creados no por nosotros sino por el capitalismo en su etapa militar-imperialista.
Lenin
Cuando eres un niño piensas que todo es para siempre, incluso tú mismo te crees eterno, y así vives. Los verbos solo tienen una conjugación: el presente; un presente eterno.
Mercedes Pinto Maldonado
No existe peor intolerancia que la de la razón.
Miguel de Unamuno
La Navidad agita una varita mágica sobre el mundo, y por eso, todo es más suave y más hermoso.
Norman Vincent Peale
Si nos levantamos bien temprano y curramos, somos un país imparable.
Pep Guardiola
El matrimonio es como la vida real; un campo de batalla y no un lecho de rosas.
Robert Louis Stevenson