Las tragedias de los otros son siempre de una banalidad desesperante.
Oscar Wilde
Tratad la enfermedad preferentemente a través de la dieta, absteniéndoos del uso de fármacos; y si encontráis lo necesario en una hierba simple, no recurráis a medicamentos compuestos.
Abdu'l-Bahá
Se puede olvidar a Dios en los días felices, pero cuando el infortunio llega, siempre es preciso volver a él.
Alejandro Dumas
Muchas veces las leyes son como las telarañas: los insectos pequeños quedan prendidos en ellas; los grandes la rompen.
Anacarsis
Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.
Friedrich Nietzsche
Si quiere ir de donde está adonde quiere llegar, es evidente que tendrá que correr el riesgo.
Jack Canfield
El pudor es una virtudestética.
Jean Dolent
La Astrología es como un buen mapa de carreteras: te señala el mejor camino, que no siempre es el más corto ni el más fácil.
Juan Estadella Ferrater
Yo siempre cumplo mis juramentos.
Kalimán
Sería mejor prescindir de la personificación del mal, debido a que conduce, con demasiada facilidad, al tipo más peligroso de guerra: la guerra religiosa.
Konrad Lorenz
Haz por ser semejante a un promontorio. Las olas del mar se estrellan contra él de continuo, y él se mantiene inmóvil hasta que en torno suyo se abonanzan las aguas.
Marco Aurelio
Cuando era joven, creía que el dinero era lo más importante del mundo. Ahora que soy viejo, lo sé.
Mi contribución a la paz del mundo puede ser escasa, pero tendré dado todo lo que puedo para conseguir un ideal que considero sagrado.
Pablo Casals
Empiezas con algo puro, algo emocionante, y luego llegan los errores, los compromisos. Nosotros creamos nuestros demonios.
Robert Downey Jr.
El nacionalismo es la ruina para Europa y para España.
Rosa Díez
Hay que sugerir un lazo con el inconsciente que se une al consciente, porque sin inconsciente, sin la experiencia emocional, sin la experiencia de nuestros sentidos toda abstracción intelectual no es más que polvo.
Yehudi Menuhin