Es a través de la desobediencia y la rebelión que se ha hecho el progreso.
Oscar Wilde
Lo bello es aquello que es inteligente sin reflexión.
André Maurois
No importa lo elocuente que ladre un perro; nunca podrá decirte que sus padres fueron pobres pero no honestos.
Bertrand Russell
Empezaba a ser una costumbre eso de decirme cosas y no hacerme ni puñetero caso.
Elísabet Benavent
Guardo de España unos recuerdos atroces, pero muy pocos malos recuerdos de los españoles.
George Orwell
Cuando usted tiene un afecto triste, es que un cuerpo actúa sobre el suyo, un alma actúa sobre la suya en condiciones tales y bajo una relación que no conviene con la suya. Desde entonces nada en la tristeza puede inducirlo a formar la noción común, es decir, la idea de algo común entre dos cuerpos y dos almas.
Gilles Deleuze
Otras mujeres me miraban como a un rival. Y me dolió mucho.
Grace Kelly
Es un mérito bien raro saber juzgar con cordura los tiempos a que se pertenece.
Honoré de Balzac
La coincidencia no existe, sólo la ilusión de la coincidencia.
Hugo Weaving
El periodismo no es ni una profesión ni un oficio. Es un cajón de sastre para meticones e inadaptados... acceso falso al lado posterior de la vida, un agujero sucio y meado desechado por el supervisor del editorial, pero justo lo bastante profundo para que un borracho se acurruque allí desde la acera, y se masturbe como un chimpancé en la jaula de un zoo.
Hunter S. Thompson
Cuando se trata del amor resultamos ser nuestro peor enemigo.
Kate Winslet
Quien no es capaz de perdonar, destruye el punto que le permitiría pasar por él mismo. Perdonar es olvidar. El hombre perdona y siempre olvida; en cambio la mujer solamente perdona.
Mahatma Gandhi
Lo que distingue al hombre insensato del sensato es que el primero ansía morir orgullosamente por una causa, mientras el segundo aspira a vivir humildemente por ella.
Salinger
La amistad es poderosa cuando no es por interés.
Santiago Posteguillo
No hay nada mas hermoso que los defectos de una mujer amada.
Vinicius de Moraes
¿Vienes del espacio exterior?, preguntó la anciana. Ciertamente, sí. Pero no se alarme, soy soviético.
Yuri Gagarin