No hay hombre lo bastante rico para comprar su pasado.
Oscar Wilde
No debemos olvidar que lo que el espejo nos ofrece no es otra cosa que la imagen más fiel y al mismo tiempo más extraña de nuestra propia realidad.
Ana María Matute
Tengo el trabajo más fácil de Hollywood porque me pagan por ser yo. ¿Cuál es el papel? ¿Un lechero? 'Oiga, soy un lechero. Aquí está su leche'. 'Corten. Impriman'.
Christopher Walken
El dolor que de veras siente.
Fernando Pessoa
La misma verdad toma el color de la disposición del que la dice.
George Eliot
El señor Mancebo.
José María García
No reprendas cuando sientes la indignación por la falta cometida. - Espera al día siguiente, o más tiempo aún. - Y después, tranquilo y purificada la intención, no dejes de reprender. - Vas a conseguir más con una palabra afectuosa que con treshoras de pelea. - Modera tu genio.
Josemaría Escrivá de Balaguer
Le dolía ver cómo un grupo de personas inteligentes y cultas como aquél quedaba escindido por culpa del miedo y la intolerancia.
Juan Gómez-Jurado
La disparidad de fuerza no es ni será nunca una razón para callarse.
Julio Cortázar
No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.
Karl Marx
Cada hombre debe restringir y limitar más su conocimiento a fin de competir con otros. El especialista sabe más y más sobre menos y, por último, sabe todo sobre nada.
Konrad Lorenz
Son los hombres los que preparan los acontecimientos, son los hombres los que los realizan, y los acontecimientos a su vez actúan sobre los hombres y los cambian. El arte refleja, de forma directa o indirecta, la vida de los hombres que realizan o viven los acontecimientos.
León Trotski
La verdad es el objetivo, el amor el medio para llegar a ella.
Mahatma Gandhi
Las mentiras más crueles a menudo se dicen en silencio.
Robert Louis Stevenson
El arte del liderazgo es decir no, no sí. Es muy fácil decir sí.
Tony Blair
Él que sobre todas las cosas amaba la muerte, y que quizá sólo amaba a la muerte, amó y vivió con deliberada y pervertida curiosidad, tal y como ama un enamorado que deliberadamente se reprime ante el prodigioso cuerpo complaciente, dispuesto y tierno de su amada, hasta que no puede soportarlo y entonces se lanza, se arroja, renunciando a todo, ahogándose.
William Faulkner