Solo se miente por algo que da mucho miedo perder.
Orhan Pamuk
Cuando no se camina al lado de Cristo, que nos guía, nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, la de propuestas halagadoras pero interesadas, engañadas y volubles, que dejan el vacío y la frustración tras de sí
Benedicto XVI
Acción y reacción, flujo y reflujo, ensayo y error, cambio - este es el ritmo de vida.
Bruce Barton
La virtud es el premio de sí misma.
Claudiano
Todo proyecto es una forma de esclavitud.
Emil Cioran
Sólo los padres dominan el arte de adecuar mal a los hijos.
Enrique Jardiel Poncela
No me están quitando la fe, pero me están quitando la afición.
José María García
La acción económica en materia crediticia debe satisfacer racionalmente las necesidades de la economía social del país, sin perjuicio del poder adquisitivo de la moneda y del equilibrio general de la política económica.
Juan Domingo Perón
Cosas imposibles, es mejor olvidar que quererlas.
Luís de Camões
Los guardias armados, policías y alguaciles andan escondidos y no se atreven a ir a las aldeas a extorsionar.
Mao Zedong
Las piezas de ajedrez son los componentes del alfabeto que da forma a los pensamientos; y estos pensamientos, además de hacer un diseño visual del tablero de ajedrez, expresan su belleza de manera abstracta, como un poema... He llegado a la conclusión personal de que mientras que todos los artistas no son jugadores de ajedrez, todos los jugadores de ajedrez sí que son artistas.
Marcel Duchamp
Era demasiado tarde para reencontrarnos. Lo comprendimos desde la primera mirada. Ya no había nada que reencontrar.
Marguerite Duras
En sus tratos con el hombre, el destino jamás liquida sus cuentas.
Oscar Wilde
La única manera de vencer la adversidad es admitir que esta existe.
Rosa Díez
La mayor amenaza a nuestra democracia no viene de aquellos que abiertamente se oponen a nosotros, sino de aquellos que lo hacen en silencio junto a nosotros.
Thomas Paine
Entérate que tengo mucha sed y que sólo podré abrir cuando la haya saciado. Necesito la sangre de cincuenta niños: tómalos de entre los hijos de tus visires y los grandes de tu Corte... Ni mi sed ni tu curiosidad estarán satisfechas. Regresa, pues, a Samarah; tráeme lo que deseo; arrójalo tú mismo a este abismo; entonces verás.
William Beckford