Pero incluso los que son conscientes de esa realidad, cuando llega cierto momento de su existencia y miran atrás, llegan a la conclusión de que lo que vivieron como casualidades no fueron sino hechos inevitables.
Orhan Pamuk
Ahí le dejé Café
Andrés López
Quienes comparten nuestra niñez, nunca parecen crecer.
Graham Greene
Las altas esperanzas vanse a vuelo con el humo del mundo y los estados, y pierde más quien más aquesto ha hecho.
Gutierre de Cetina
Un hombre hace lo que puede, una mujer hace lo que el hombre no puede.
Isabel Allende
Allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo, pongamos que hablo de Madrid.
Joaquín Sabina
Investigación: Arte de rebuscar cosas de muchos libros viejos que nadie lee, y reunirlos en uno nuevo que nadie leerá.
John Garland Pollard
Cuanto más pequeño es el hombre, más necesita hacerse notar.
José Narosky
Ve a un rincón hasta que dejes de pensar en osos blancos.
León Tolstói
¡Qué alegría haber matado a nuestros hijos!
Luis Buñuel
Las personas sólo cambiamos de verdad cuando nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo.
Mario Alonso Puig
Lo hemos repetido en todos los tonos, lo hemos practicado en todos los terrenos: Bolivia debe volver sus ojos a su propia realidad, sin buscar amos ni modelos en el exterior. Lo dijimos cuando en la guerra europea ganaban los nazis y lo repetimos también cuando perdían.
Óscar Únzaga
Si pudiese encerrar a todo el mal de nuestro tiempo en una imagen, escogería esta imagen, que me resulta familiar: un hombre demacrado, con la cabeza inclinada y las espaldas encorvadas, en cuya cara y en cuyos ojos no se puede leer ni una huella de pensamiento.
Primo Levi
Puede que los libros nos saquen un poco de esta oscuridad. Quizá eviten que cometamos los mismos condenados y disparatados errores.
Ray Bradbury
La política se supone que es la segunda profesión más antigua. Me he terminado dando cuenta de que tiene un gran parecido con la profesión más antigua.
Ronald Reagan
Entre las piedras y el fuego, frente a la tempestad o en medio de la sequía, por sobre las banderas del odio necesario y el hermosísimo empuje de la cólera, la flor de mi poesía busca siempre el aire, el humus, la savia, el sol, de la ternura.
Roque Dalton