Atesora el amor que recibes sobre todo. Sobrevivirá mucho después de que tu buena salud se haya desvanecido.
Og Mandino
Morir es la cosa más embarazosa que puede suceder, porque alguien tiene que cuidar de todos sus detalles.
Andy Warhol
Lo fantástico y lo inesperado, lo que cambia y se renueva eternamente, no encuentra mejor ejemplo que en la misma vida real.
Berenice Abbott
Mira lo que es correcto y no hagas que pierda su valor.
Confucio
Oyes peleas, hueles la cena, escuchas el amor. Escuchas la radio... Escuchas a la gente rezando, peleando, roncando... traté de poner todo eso en la Flecha Aérea de Harlem.
Duke Ellington
Los remordimientos suplen la justicia.
Edward Young
Todas las mujeres poseemos un tendón de Aquiles con pene que vaga por el mundo; algunas supongo que tendrán la suerte de no encontrárselo jamás.
Elísabet Benavent
Ritmo. Signos que siempre son clave. Imágenes fugaces. Titubeante como una música de sombras redimidas.
Halfdan Rasmussen
Los inflacionistas mejor preparados no dejan de reconocer que cualquier incremento sustancial en el volumen de dinero en circulación lleva consigo la reducción del poder adquisitivo de la unidad monetaria; en otras palabras, conduce a un aumento en el precio de las mercancías.
Henry Hazlitt
Todo hombre tiene libertad para hacer lo que quiera, siempre y cuando no infrinja la libertad de otro hombre.
Herbert Spencer
Si he hecho descubrimientos invaluables ha sido más por tener paciencia que cualquier otro talento.
Isaac Newton
No acaricies mis senos. Son de greda los senos que te empeñas en ver como lirios morenos.
Juana de Ibarbourou
La vida es como el café o las casatañas en otoño. Siempre huele mejor de lo que sabe.
Maruja Torres
Insistir en la nada. Insistir en la nada. Muchas veces al día.
Pedro Juan Gutiérrez
Esta es la historia que escribo en caliente y de un tirón, para que no me ganen de mano, pero que después se me va arrugando día a día en un bolsillo porque la paseo por todo Buenos Aires y nadie me la quiere publicar, y casi ni enterarse.
Rodolfo Walsh
Su alma, incansable y voraz, cantaba sus súplicas a la noche en un vago intento de ser escuchado por la fatalidad, terrible fuerza que manipulaba su vida con el poder de lo imperturbable.
Sandra Andrés Belenguer