Se necesitan muchas mentiras en un matrimonio.
Octavia Spencer
El principio de igualdad no destruye la imaginación, pero reduce su vuelo al nivel de la tierra.
Alexis de Tocqueville
Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo con amor.
Amado Nervo
Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro, y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz.
Ana Frank
Mi complejo de superioridad es mejor que el tuyo.
Anónimo
El alma es la causa eficiente y el principio organizador del cuerpo viviente.
Aristóteles
La Logosofía cuenta con dos fuerzas poderosas que, al unirse y hermanarse, llevan al hombre a cumplir los dos fines de su existencia: evolucionar hacia la perfección y constituirse en un verdadero servidor de la humanidad. Una de esas fuerzas es el conocimiento que brinda a la mente humana; la otra, el afecto que enseña a realizar en los corazones.
Carlos Bernardo González Pecotche
Renuncio a los honores, pero no a la lucha.
Eva Perón
Podría decir cosas interesantes si dijera lo contrario de lo que piensa.
Fernando Arrabal
Para enloquecer debes tener una tremenda acumulación de cordura.
Henry Miller
Otras me amaron más, y, sin embargo, a ninguna la quise como a ella.
José Ángel Buesa
Un genio debe demostrar que lo es a través de su obra.
Karlheinz Stockhausen
El era como una esponja. Michael mostraba curiosidad por todo. Era sorprendente en alguien tan joven. Aprecio el verlo trabajando.
Quincy Jones
Los críticos son, de ordinario, gentes que, si hubieran podido, hubieran sido poetas, historiadores, biógrafos; han probado sus talentos en una u otra forma, pero han fracasado; por ello han decidido dedicarse a la crítica.
Samuel Taylor Coleridge
¡Dulce suspiro del alma universal, oh Libertad, santadiosa!
Vincenzo Monti
Hasta el día de hoy no he conocido a nadie que no haya gobernado algún Estado. No hablo desde luego de los señores ministros, que gobiernan unos dos o tres años; hablo de todos los demás hombres que, a la hora de cenar o en su gabinete, exponen su sistema de gobierno y reforman los ejércitos, la Iglesia, la magistratura y las finanzas.
Voltaire