A veces el amor une a dos seres que no saben nadar y viven en dos islas distintas.
Noel Clarasó
Pocas veces pensamos en lo que tenemos; pero siempre en lo que nos falta.
Arthur Schopenhauer
El mismo acto de escribir fuerza al pensamiento a hacerse lógico.
Edgar Allan Poe
Los que no hacen nada están siempre dispuestos a criticar a los que hacen algo.
Émile Deschanel
No son los eventos a ser indiferentes, somos nosotros los que no somos capaces de quitarles el hábito de ser indiferentes.
Emmanuel Mounier
Sabe, si alguna vez tus labios rojos quema invisible atmósfera abrasada, que el alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada.
Gustavo Adolfo Bécquer
Los enamorados son como los bebedores. Quien ha bebido beberá, quien ha amado amará. Es una cuestión de temperamento.
Guy de Maupassant
El lujo de ser mejores que los demás hay que pagarlo: la sociedad exige un tributo que ha de pagarse en tiras de pellejo.
Jacinto Benavente
El desánimo resta vitalidad, y acaso rebaja las defensas. Quita ganas de luchar y de vivir, sin que apenas nos demos cuenta. Agota, consume fuerzas. Las preocupaciones y los temores nos hacen más débiles, no me cabe duda de eso, y la falta de horizontes apaga poco a poco cualquier brío.
Javier Marías
Toda crítica comienza por la crítica a la religión.
Karl Marx
Más blanco que las piedras de la montaña rocosa el viento de otoño.
Matsuo Basho
Todos los pueblos del mundo que han lidiado por la libertad han exterminado al fin a sus tiranos.
Simón Bolívar
Únicamente las cosas relativas a la inspiración se nutren de plazos. Las relativas al deber natural, a la voluntad, no sufren dilación.
Simone Weil
Ningún verano dura eternamente.
Stephen King
Se preguntó por qué ella, a la que le costaba tanto hablar de sí misma con gente a la que veía cara a cara, podía confiarle, sin la menor preocupación, sus secretos más íntimos a una pandilla de chalados completamente desconocidos de Internet.
Stieg Larsson
Cuando me despierto, voy a tropezones hasta el cuarto de baño y bebo grandes tragos de agua del grifo hasta que no puedo beber más. Me quito mis ropas sudorosas y me derrumbo de nuevo sobre la cama, desnuda, y de alguna forma vuelvo a encontrar el sueño.
Suzanne Collins