Cuando nuestros sueños se han cumplido es cuando comprendemos la riqueza de nuestra imaginación y la pobreza de la realidad.
Ninon de Lenclos
Sólo el descubrimiento de la naturaleza del universo tiene un sentido duradero.
Albert Einstein
La ciencia pura no permanece pura indefinidamente. Tarde o temprano, suele convertirse en ciencia aplicada y finalmente en tecnologÃa.
Aldous Huxley
El amor es el bálsamo y la herida.
Alfonso Orantes
El que enseña el camino al que va errado, luz en su luz le enciende y a él le alumbra habiéndola comunicado.
Cicerón
Hollywood no busca duros que reciten, sino chicos que sepan recitar con tenacidad.
Danny Trejo
Dicen que se acrecienta el reino si se gana un lugarcillo o una señorÃa para que se ponga después en las cartas: Señor de tal gente. Y no miran con cuántos robos de sus súbditos, con cuánta sangre, con cuántas viudeces y orfandades se compra aquel palmo de tierra que ganan.
Erasmo de Róterdam
El pueblo, el fuego y el agua no pueden ser domados nunca.
FocÃlides
Sin campanas cruzaban barcos náufragos.
Hart Crane
En materia de partidos polÃticos, que el perro coma al cerdo o que el cerdo coma al perro me tiene por completo sin cuidado.
Henrik Ibsen
Vuélvete a Jersey. Esto es Los Angeles y tú no tienes alas.
James Cromwell
La poesÃa es solamente la prueba de que hay vida. Si tu vida se está quemando bien, la poesÃa no es más que la ceniza.
Leonard Cohen
Conviene pues cultivar la fantasÃa, y esto no sólo en los campos del arte, de la ciencia y de la técnica, sino también en la polÃtica, dominada por ideologÃas escleróticas. Para renovar nuestras sociedades necesitamos polÃticos con la imaginación de Borges o de un Einstein. No para escapar de los atroces problemas de la sociedad moderna, sino para abordarlos con tanta imaginación como información.
Mario Bunge
Mañana, diez siglos contemplarán nuestra victoria.
Marlene Dietrich
Virtualmente todos los discursos polÃticos en los dÃas de mi juventud se dedicaban a cazar a los hipócritas.
Neal Stephenson
El Destino guÃa a quien de grado le sigue; al dÃscolo lo arrastra.
Séneca