Es imposible que los que mandan sean reverenciados por los que desprecian a Dios.
Nicolás Maquiavelo
La mujer es demasiado libre. Todos sus vicios nacen de su libertad, del lugar, demasiado amplio, que ocupa en la vida, y del no tener nada que hacer.
Alfred de Vigny
El asesor en relaciones públicas es el agente que trae una idea a la conciencia del público sirviéndose de los medios de comunicación modernos y de los grupos que conforman la sociedad. Pero es mucho más que eso. Sabe de la importancia del curso de los acontecimientos, las doctrinas, los sistemas y las opiniones, y trata de conseguir el apoyo del público para determinadas ideas.
Edward Bernays
Hay algunos que nacen con estrella y otros estrellados, y aunque tú no lo quieras creer, yo soy de las estrelladísimas...
Frida Kahlo
El amor en la mujer está siempre mezclado con una admiración involuntaria, y cesa cuando cree convencerse de que el hombre le es inferior.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel
Es mejor ser hombre que mujer, porque hasta el hombre más miserable tiene una mujer a la cual mandar.
Isabel Allende
No han matado a un hombre, han matado a un entendimiento.
José Ortega y Gasset
De cada diez personas que miran televisión, cinco son la mitad.
Les Luthiers
Los negocios solo tienen dos funciones: marketing e innovación.
Peter F. Drucker
La gente tiene pies. Los árboles tienen raíces.
Richard Buckminster Fuller
La novelística del siglo XX ha sido trastocada por dos movimientos fundamentales en la historia de la humanidad: la teoría de la relatividad enunciada por Albert Einstein y el psicoanálisis, por Sigmund Freud.
Silvia Adela Kohan
A veces, cuando se innova, se cometen errores. Es mejor admitirlos rápidamente, y seguir adelante con la mejora de tus otras innovaciones.
Steve Jobs
La fidelidad comprada siempre es sospechosa y, por lo general, de corta duración.
Tácito
Creo que el odio es un sentimiento que sólo puede existir en ausencia de toda inteligencia.
Tennessee Williams
Todo momento es un regalo de la vida.
Thich Nhat Hanh
Las circunstancias son los velos de los altares.
Thomas Chandler Haliburton