Las tres cuartas partes de las locuras no son sino necesidades.
Nicolas Chamfort
La lectura obligada es nefasta. Lean por placer, tengan una profunda sospecha.
Álvaro Mutis
El pueblo me conoce y no por verme en la tele.
Andrés Calamaro
En la hora de la hora, el mundo será tomado por el pornográfico poder de la pantalla televisiva y cinematográfica, además por el teatro y la literatura. Causará esta causa relajamiento en la enceguecida masa, la que abandonará principios de bien.
Benjamín Solari Parravicini
La vida es una inmensa disonancia.
Frédéric Chopin
Tenga algunas ideas, no dependa exclusivamente de los pensamientos de los demás. No sea autómata.
James Cash Penney
... una mujer nunca lo olvida, no es como los hombres, a los que todo les escurre por la piel.
José Saramago
Hay muchos escritos en los que no queda -como el espectáculo que ofrece un riachuelo bañando de agua clara los pequeños guijarros- sino el recuerdo de las palabras que se escaparon.
Joseph Joubert
Nunca nos ha preocupado demasiado la profesionalidad porque siempre hemos valorado más la energía.
Kurt Cobain
Siempre he pensado que tan necio es el hombre excesivamente crédulo como el que peca de escéptico.
Laura Gallego García
Yo aprendí de mis maestros, que tienen la suerte de no saber que soy su alumno. Pero no hubiera escrito si no hubiera encontrado mi propia voz. Sin ellos, no podría haber encontrado mi propia voz.
Marcelo Birmajer
Compartimos una manzana; nos la fuimos pasando y fuimos dando mordiscos por turnos, lo cual, si nunca has besado a nadie, es casi como besarse.
Patrick Rothfuss
La hermosura es la llave del jardín, de los corazones; la coquetería es el ruiseñor.
Paul Masson
Los proverbios advierten: La mujer se apodera del alma preciosa del hombre. Y el Eclesiastés nos dice: La mujer es más amarga que la muerte.
Sean Connery
Quería hacer películas canadienses y he terminado haciendo películas americanas.
Ted Kotcheff
Y como si yo hubiera sido, en un cuento de hadas, la nodriza de una princesita, reconocí el pequeño lunar en su flanco.
Vladimir Nabokov