El poeta está ahí para que el árbol no crezca torcido.
Nicanor Parra
Es mi esperanza que vosotros siempre tratéis de abolir la tiranía y la opresión; que trabajéis sin cesar hasta que la justicia reine en cada región, que conservéis vuestros corazones puros y vuestras manos limpias de injusticia.
Abdu'l-Bahá
Nunca sabes lo que va a pasar. Quién nos iba a decir que un día se plantaría aquí el presidente de Rusia para hacerse una cuenta.
Abdur Chowdhury
La perfección de la virtud consiste en hacer los actos de ella con deleite y gusto.
Alonso Rodríguez
La vida pasa por el pensamiento del poeta melenudo.
Antonin Artaud
Mucho has perdido si un amigo has perdido, y será bien dificultoso hallar otro.
Baltasar Gracián
Sólo los ricos nos damos cuenta del abismo que nos separa de los pobres; los pobres nunca lo saben y mientras algún terrateniente renegado no se los diga.
Carlos Fuentes
Tú no escoges las pruebas, las pruebas te escogen a ti.
Daddy Yankee
Ninguna situación es tan grave que no sea susceptible de empeorar.
Federico II
No conocemos la ilusión del porvenir. Vivimos minuto a minuto, hora a hora, día a día, como las ratas y los insectos, sin hacer planes para el día siguiente ni hablar del pasado, como si tampoco tuviéramos memoria. No tenemos esperanza ni memoria.
Joaquín Berges
Vivir solo es lo peor que te puede pasar.
Josh Gad
Mas al espíritu grandioso suele calmarle la victoria; y la moderación es un goce para él y yo entiendo además que el que lo quiere y lo procura puede mejorar de día en día.
Juan Montalvo
Sigo pensando que el pasto es para las vacas.
Marcelo Ríos
Quienquiera que haga una película tiene derecho a su propia interpretación. He amado y admirado un montón de películas que sentía que trataban de algo distinto a lo que yo estaba viendo.
Sidney Lumet
Las amistades deben ser inmortales; las enemistades, mortales.
Tito Livio
No sé para qué vine al mundo, ni cómo, ni qué hay en él, ni quién soy yo. Y si corro a investigarlo, vuelvo confundido por una ignorancia aún más espantosa. No sé qué es mi cuerpo, ni mis sentidos, ni mi alma; y esta parte de mí, que piensa lo que escribo y reflexiona sobre todo y sobre sí misma, no puede conocerse jamás.
Ugo Foscolo