Francia sólo admira lo imposible.
Napoleón Bonaparte
La Ley ha sido dada para que se implore la gracia; la gracia ha sido dada para que se observe la ley.
Agustín de Hipona
En ti el aire se hace noble, costa de arena fina la piel, la carne el mar extenso y el amor más dulce, la más armónica marea.
Carmen Boullosa
La buena crianza nos exige que no hablemos a las personas de lo que no entienden, de lo que no les interesa; que no aburramos al prójimo con las preocupaciones de nuestro egoísmo haciéndole prestar atención a nuestras gracias, aventuras y milagros.
Clarín
Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa es en ella una maravilla.
Gilbert Keith Chesterton
Lo bueno que tiene morirse es que no hay que madrugar.
José Luis Coll
El señor nos ha dado este cuerpo, animado de un alma inteligente, y una bella voluntad. Y ha dicho: esta máquina es buena, pero trátala bien.
Juan Pablo I
Mi grupo es sencillez y seriedad en los propósitos.
Kase.O
A veces es fácil olvidar que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo tropezando en la oscuridad. De repente una luz se enciende y hay... un sentimiento de culpa que se esparce.
Liev Schreiber
Si se puede manipular noticias, un juez puede manipular la ley.
Mario Cuomo
La ficha del retiro me cayó después del partido que le ganamos a River. Ahí me di cuenta que se estaba terminando mi carrera.
Martín Palermo
Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del diablo.
Pablo de Tarso
Cuando el 15 de junio de 1958 fui al estadio Nya Ullevi de Gotemburgo, había 50.000 personas con ganas de ver al pequeño niño negro que llevaba el número 10. Muchos me vieron como una especie de mascota en comparación con el físico enorme de los rusos.
Pelé
Lo más maravilloso de la ciencia es que está viva.
Richard Feynman
Dormiría toda mi vida para conseguir un sueño.
Silvina Ocampo
Una vez que consideramos la idea de que el hombre es víctima de las circunstancias y su influencia, no solo cesamos de tratarlo como un ser humano, sino que, además, anulamos su voluntad de cambio.
Viktor Frankl