El otro dia luché contra un cocodrilo, peleé contra una ballena, he esposado relámpagos, he encerrado en la cárcel a truenos, yo asesiné a una roca, he herido a una piedra, hospitalizé a un ladrillo, soy tan malo que hago enfermar a la medicina.
Muhammad Ali
El comentario monosilábico -¡mira vos!, ya veo, ¡qué pena!, ¡no me digas!,¡vaya, vaya!- es una respuesta mínima para ahorrarenergía. Resulta especialmente adecuado para quienes se quedan mudos y sin recursos ante una burla. Haga un punto y aparte detrás de su réplica monosilábica aunque esté tentado de añadir algo más.
Barbara Berckhan
Es imposible escribir la historia antigua porque no tenemos suficientes fuentes e imposible escribir la historia moderna porque tenemos demasiadas fuentes.
Charles Péguy
El fascismo es una mentira contada por matones.
Ernest Hemingway
Ninguna situación es tan grave que no sea susceptible de empeorar.
Federico II
Los hombres temen la muerte, del mismo modo que los niños la oscuridad; y así como este miedo natural de los niños se acrecienta con las consejas, así pasa también con el de los hombres.
Francis Bacon
El hombre verdaderamente digno de que se le preste atención es aquel que hace uso de la palabra nada más que en servicio del pensamiento, y que emplea su pensamiento nada más que en servicio de la verdad y de la virtud.
François Fénelon
La razón de una mujer: porque sí.
George Farquhar
Nada hay tan raro en el mundo como una persona habitualmente soportable.
Giacomo Leopardi
Si quieres tener cosecha un día, arremángate y siembra ahora.
José Saramago
La infantilidad es uno de los caracteres más importantes y, en el más noble sentido del término, más humanos del hombre.
Konrad Lorenz
Antes me temían, ahora me respetan.
Lance Armstrong
En todos los casos, se trata de informarse acerca del mundo tal cual es y de instruirse también ante los vestigios de lo que ha sido.
Marguerite Yourcenar
El problema con la mayoría de nosotros es que preferimos ser arruinados por los elogios que salvados por las críticas.
Norman Vincent Peale
Cuando se le da rienda suelta al pueblo -masa de lectores- se precipita por las calles, se lanza sobre el objetivo señalado, amenaza, ruge, rompe. Basta un gesto al estado mayor de la prensa para que se apacigüe y serene.
Oswald Spengler
No pierde usted el tiempo, maestre -comentó el señor Turbio.
Terry Pratchett