Soy el campeón de la gente. Cualquiera se puede acercar a mí y decirme hola sin pagar. No hay guardaespaldas alrededor de este campeón.
Muhammad Ali
Un matrimonio dichoso es un edificio que debe rehacerse cada día.
André Maurois
No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige.
Arthur Schopenhauer
Durante la mitad de mi vida conviví con perros, y de ellos he aprendido mucho de cuanto sé, o creo saber, sobre las palabrasamor, desinterés y lealtad. Éstas no son frecuentes entre los humanos, al menos las dos últimas; y desde luego, tampoco la primera, amor, en el sentido en que podemos aplicarla a esos nobles animales.
Arturo Pérez-Reverte
La belleza del cuerpo es simplemente animal, a no ser que vaya acompañada de la inteligencia.
Demócrito
Haz lo que sientes en tu corazón para estar bien, serás criticado de todos modos. Te reprocharán si lo haces y te reprocharán si no lo haces.
Eleanor Roosevelt
Buscar a Dios es encontrarse con uno; si tienes fe, moverás el mundo.
Facundo Cabral
Esta humanidad tiene ansias de justicia.
Fidel Castro
Enfrenta la realidad tal como es, no como era o como deseas que fuera.
Jack Welch
Morir en paz, los dos, como dicen que mueren los que han amado mucho.
Jaime Gil de Biedma
Es necesario que estemos convencidos, nosotros los adultos antes que nadie, de que los niños no son solo ostentadores de derechos, sino portadores de una cultura propia. Que son ostentadores de una capacidad de elaborar cultura, que son capaces de construir su cultura, y de contaminar la nuestra.
Loris Malaguzzi
No digas nunca no es posible, empieza con: Vamos a ver.
Nicolae Iorga
Castigar a uno o dos transgresores para que sirva de ejemplo es más benévolo que ser demasiado compasivo.
Nicolás Maquiavelo
Trata a los pequeños como tú quisieras ser tratado por los grandes.
Proverbio
La regla básica número 2 de las inversiones consiste en convertir el ingreso ganado en ingreso de portafolio o en ingreso pasivo de la manera más eficiente que sea posible.
Robert Kiyosaki
Aquella se puede llamar felicidad, que con nuestros deseos se mide.
Séneca