Lo qué uno hace y lo que no puede hacer, todo se sumerge en la nada taciturna; todo es arrastrado muy lejos, allí donde no hay lucha ni vida, donde calladamente misteriosos poderes mueven, ¡oh eternidad!, tu silencio.
Morris Rosenfeld
Dios no es una hipótesis derivada de premisas lógicas, sino una visión inmediata o evidente como la luz. No es algo que debe ser tratado en la oscuridad con la luz de la razón. Él es la luz.
Abraham Joshua Heschel
No finjas más, no ocultes la excesiva hambre de mí que te arde en la mirada.
Antonio Gala
El genio es la capacidad infinita de tomarse molestias.
Arthur Conan Doyle
Aunque un marido viviera más de cien años nunca podría saber nada de la verdadera existencia de su mujer. Podrá conocer el mundo, el universo, pero nunca a esa persona que convive con él.
August Strindberg
Hasta tu Dios sabe que no puede venir aquí.
Famke Janssen
El incrédulo es como el equilibrista que ejecuta ejercicios increíbles en la cuerda, y salta y baila suspendido en el vacío; los espectadores se quedan estupefactos y sobrecogidos, pero no hay uno solo que sienta ganas de imitarlo.
Ferdinando Galiani
La guerra es una serie de catástrofes que da lugar a una victoria.
Georges Clemenceau
La bravura de que muchos hacen alarde, es un hábil cálculo sobre el miedo que domina a sus adversarios.
Honoré de Balzac
No nos pertenece, pero debemos protegerlo.
James Earl Jones
No atribuyas a tu adversario propósitos más mezquinos que los tuyos.
James Matthew Barrie
No se ocupe el regidor en decir mal de las leyes que no puede mudar, sino en gobernar por ellas lo mejor que sea posible.
Joaquín Setantí
Quien bien gane, bien gaste, pero no malgaste.
Proverbio
Desde niño fui aprendiendo que la religión no es más que un método con el titulo "prohibido pensar que ya todo esta escrito".
Ricardo Arjona
Lo que no se vale es la hipocresía y la doble moral de quienes condenan una forma de terrorismo, al mismo tiempo que tratan de justificar el terror de los estados.
Rigoberta Menchú
En el altar de tu reja digo una misa de amor, tú eres la virgen divina y el sacerdote soy yo.
Salvador Rueda