Feliz el pueblo cuya historia se lee con aburrimiento.
Montesquieu
En un universo bastante absurdo, hay algo que no lo es: lo que podemos hacer por los demás.
André Malraux
La iglesia creó miserias para toda la eternidad porque vive de miserias.
Friedrich Nietzsche
Todos los jefes de los bárbaros conducen su ejército ocupando el centro, porque creen que en esta posición se hallan en la zona más segura, si sus fuerzas están a uno y otro lado, y que, si necesitan dar alguna orden, el ejército se entera en la mitad de tiempo.
Jenofonte
¡Ay de quien trabaje esperando la alabanza del mundo! el mundo es un mal pagador y paga siempre con la ingratitud.
Juan Bosco
Solamente hoy me doy cuenta de que he vivido años en medio de un pueblo que desde hace cuatro milenios se devora a sí mismo.
Lu Xun
El acto de morir es también uno de los actos de la vida.
Marco Aurelio
La gota horada la piedra, no por su fuerza, sino por su constancia.
Ovidio
Hoy el conocimiento tiene poder. Controla el acceso a las oportunidades y a los avances.
Peter F. Drucker
Los pájaros (porque se trata de pájaros-turista) disfrutan más subiendo las escaleras mecánicas y gozando de una bonita vista de la capital.
Pierre Sansot
Dulce y ardiente, cálido como tu pensamiento, cubriendo con su sombra tu flanco juvenil e inclinado como tus cejas.
Rainer Maria Rilke
Muchos soportan antes un gran sacrificio que una pequeña incomodidad.
Richard Zoozmann
El esfuerzo para comprender el universo es una de las pocas cosas que eleva la vida humana por encima del nivel de la farsa y le imprime algo de la elevación de la tragedia.
Steven Weinberg
Los jardines se extendían oscuros bajo la noche, pero los ruiseñores ya habían empezado a cantar. Vasijas con incienso, ardían en todos los rincones de los salones y el aire cálido estaba cargado con un aroma que vencía incluso al de las flores que se alzaban en los grandes jarrones chinos.
Taylor Caldwell
Saludó al mar con los ojos, y su corazón se llenó de alegría al contemplarse tan cerca de Venecia.
Thomas Mann
Nada hay que ocupe y ate más el corazón que el amor. Por eso, cuando no dispone de armas para gobernarse, el alma se hunde, por el amor, en la más honda de las ruinas.
Umberto Eco