El hombre es un parásito de la vaca, así definiría probablemente un no-hombre al hombre en su zoología.
Milan Kundera
Donde pongo la vida pongo el fuego de mi pasión volcada y sin salida.
Ángel González
Por eso las artes matemáticas nacieron en Egipto, pues allí disfrutaba de ocio la clase sacerdotal.
Aristóteles
La importancia de los repúblicos ha de medirse por el odio de sus adversarios, y no por el amor de sus amigos.
Cándido Nocedal
El hombre se complace en enumerar sus pesares, pero no enumera sus alegrías.
Fiódor Dostoyevski
¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas, dulces y alegres cuando Dios quería! Juntas estáis en la memoria mía y con ella en mi muerte conjuradas.
Garcilaso de la Vega
Somos... Sí, lo mismo, con igual destino. Garúa borrosa de un día de abril. Un nido vacío y un viejo camino y un aire de ausencia muy triste y muy gris.
Homero Manzi
Y hasta aquí del GAL y de la corrupción, que sí, que existió, una mala gripe que había que pasar. Pero te decía, como mi Felipe para mí que no hay dos.
Joaquín Sabina
El séptimo peldaño de humildad se alcanza cuando un hombre no sólo confiesa con su lengua que es más humilde e inferior a otros, sino que así lo cree en lo más profundo de su corazón.
Ken Follett
No debería hablar de socialismo allí donde no hay nada más que constitucionalismo.
Lenin
El líder que mira al interior de las personas para salvarlas de sí mismas y ayudarlas a desatar su potencial es uno que produce confianza y lealtad.
Lucas Leys
Jamás me agarré a una idea por temor al desamparo en que caería sin ella. Nunca aliñé un hecho verdadero con la salsa de la mentira, para hacerme su digestión más fácil.
Marguerite Yourcenar
Con su casa y su corazón abiertos para mí.
Samuel Ros
La conversación es el índice de la mente.
Séneca
Cuando estás haciendo algo difícil, y te rechazan, fracasas y no consigues arreglártelas, no es un buen momento para tomar la decisión de hacer una siesta, tomarte el díalibre o hacer un descanso para un café.
Seth Godin
Todos estamos en una carrera por la vida, es decir, somos fugitivos de la muerte.
Theodor Reik