Un cristiano no es un hombre porque no respeta la dignidad humana en sí mismo, y por lo tanto no puede respetar al otro. Un cristiano no tiene derecho a llamarse hombre, porque el hombre no es realmente tal más que cuando respeta y cuando ama la humanidad y la libertad de todo el mundo, y cuando su libertad y su humanidad son respetadas, amadas, suscitadas y creadas por todo el mundo.