Él (Dios que prohibió a Adán y a Eva comer los frutos del árbol de la ciencia) quería, pues, que el hombre, privado de toda conciencia de sí mismo, fuera por siempre una bestia eterna, en cuatro patas ante dios viviente, su creador y su amo.
Mijaíl Bakunin
Sólo hay autoridad allí donde hay movimiento, cambio, acción: sólo se tiene autoridad sobre lo que puede reaccionar, es decir, cambiar en función de lo que, o de quien, representa la autoridad.
Alexandre Kojève
Las amas de casa apoyan con telegramas la política del gobierno socialista.
Alfonso Guerra
Dios no puede ser producto de mi imaginación, porque, para nada, Él es lo que yo pude imaginar de Él.
C. S. Lewis
Venced vuestro miedo, y os prometo que venceréis la muerte.
Colin Farrell
Cuando el corazón se agita, se ofrenda rutinariamente. Por eso, sólo el sabio es capaz de agotar el sentido de la ofrenda.
Confucio
La única originalidad del amor es que hace la felicidad indistinta de la desdicha.
Emil Cioran
Toda gran revolución política es una gran revolución moral. Toda gran revolución moral supone una gran revolución política.
Enrique Tierno Galván
El caso de Aznar me sacó bastante de quicio algunas veces y le zurré hasta en el cielo de la boca.
Iñaki Gabilondo
El voto es un contrato por cuatro años.
José Luis Rodríguez Zapatero
Había en ella una suerte de deslumbramiento infantil ante lo nuevo-bello que rayaba el fetichismo.
Miguel Delibes
Yo doy a los personajes un lugar preponderante entre todos los elementos que se conjugan en una novela. Unos personajes que vivan de verdad relegan, hasta diluir su importancia, la arquitectura novelesca, hacen del estilo un vehículo expositivo cuya existencia apenas se percibe y son suficientes para hacer verosímil el más absurdo de los argumentos.
El medio más seguro de guardar la palabra es no darla nunca.
Napoleón Bonaparte
Para aprender a rezar no hay como viajar por mar.
Proverbio Inglés
Al fin y al cabo, un hombre es sólo lo que ha decidido hacer o no hacer.
Qiu Xiaolong
El saber es pernicioso solamente cuando se une al orgullo. Cuando va acompañado de la humildad conduce al alma a amar más a Dios y al género humano.
Silvio Pellico