Dudo mucho que en mis libros haya un solo héroe; todos son antihéroes, pero, al propio tiempo, todos están envueltos en una cálida mirada de comprensión. He procurado dotarlos de humanidad y de ternura. Una ternura que no siempre está a flor de piel, porque muchos de mis personajes son primarios y bruscos, pero que se adivina en cuanto se les conoce a fondo.