No almonedes tanto tu negocio.
Miguel de Cervantes
El mayor encanto de la cultura literaria es que humaniza el amor.
André Maurois
Un flirteo es como una pastilla; nadie puede predecir exactamente sus efectos secundarios.
Catherine Deneuve
No puede aspirar a obrar grandes cosas sino aquel que tiene capacidad para sufrir mucho.
Edmund Burke
No estaba muriendo en realidad. No tenía cáncer ni parásitos. Era el centro cálido alrededor del cual estaba la vida de este mundo.
Edward Norton
Donde la razón termina existe un mundo en el que se camina sin un rumbo claro, un lugar en el que las emociones cambian de dirección con cada ráfaga de viento, donde se escuchan y dan crédito a los cantos de sirena, en el que las brújulas no funcionan y para el que no hay carta de navegación.
Fernando Travesí Sanz
Todo cambia y nada permanece. Y no habría belleza, ni danza, ni movimiento si las estaciones no alborotaran los colores y el follaje de los arboles no se desprendiera amarillo en el atardecer.
Gioconda Belli
Amigo mío, el que es un miserable no deja de ser miserable en carroza, a caballo y a pie. Por eso no creo nunca a ningún miserable, ni en el arrepentimiento de ningún miserable.
Goethe
Conocer la realidad implica construir sistemas en continua transformación que se corresponden, más o menos, a la realidad.
Jean Piaget
Alza los ojos y verás que estás caminando en el cielo, que se extiende hasta el piso. Todos somos parte del cielo más que de la tierra.
John Lennon
En el mismo lugar se obstina el pájaro carpintero al atardecer.
Kobayashi Issa
La informática es ya una patria común; el resto, o sea, la moral, se reduce a tener limpia la acera de la casa.
Manuel Vicent
El daño está en que es imposible que puedan pasar bien las gentes del mundo, si no se fía y se confía.
¿Qué era más trágico o quién estaba más condenado: el que lo sabía o el que no lo sabía?
Oliver Sacks
Dando una patada a la sílaba IM de la palabra IMPOSIBLE, cualquier persona estará seguro de salir adelante.
Robert Baden-Powell
Un don Juan seduce a las muchachas y después las abandona; pero su placer no está en abandonarlas, sino en seducirlas. No puede, pues decirse que esto sea crueldad en absoluto.
Søren Kierkegaard